🍗 ¡Cuidado con estas 4 partes del pollo! Muchos las comen sin saber lo que están metiendo en su cuerpo 😱

🧠 ¿Sabes realmente lo que estás comiendo?

El pollo es uno de los alimentos más consumidos en el mundo 🌎. En muchas casas, no puede faltar al menos una vez por semana en la mesa familiar 🍽️. Ya sea al horno, frito, a la plancha, en milanesas, en sopas, en tacos o en empanadas, su versatilidad lo convierte en la estrella de la cocina latinoamericana y también en EE. UU..

Pero lo que muchos desconocen es que, más allá de su apariencia inocente, hay partes del pollo que pueden poner en riesgo tu salud si no se manipulan o cocinan correctamente. 😰

Y lo más alarmante es que muchísimas personas siguen comiéndolas por costumbre, por tradición o por desconocimiento. Peor aún: algunas de esas partes ni siquiera deberían considerarse comestibles en un hogar consciente de la salud.

En este artículo vamos a hablar a fondo —sin rodeos, pero con respeto por la tradición— sobre cuatro partes del pollo que deberías evitar o, al menos, cocinar con extrema precaución.

Además, vas a descubrir consejos útiles, datos científicos y recomendaciones prácticas que te ayudarán a elegir qué parte del pollo vale la pena y cuál conviene dejar fuera del plato 🧐🍗.


🧄 Parte 1: El cuello del pollo – Un favorito en los caldos, pero…

El cuello es uno de esos cortes que muchas abuelas usaban para darle sabor profundo a una buena sopa casera 🥣. Y es verdad: cuando se cuece durante horas, el resultado es un caldo concentrado y reconfortante.

Sin embargo, detrás de ese sabor delicioso se esconde un riesgo que pocos consideran: el cuello del pollo está lleno de ganglios linfáticos, pequeñas estructuras encargadas de filtrar bacterias, toxinas y desechos del cuerpo del animal 🧬.

😨 Esto significa que, aunque lo cocines bien, podría seguir conteniendo residuos de infecciones, restos de medicamentos veterinarios o contaminantes ambientales que el pollo haya respirado o ingerido.

Además, la piel que rodea el cuello es altamente grasa y rica en colesterol, lo que puede representar un problema si estás cuidando tu salud cardiovascular ❤️🩺.

✅ ¿Se puede comer igual?

Sí, pero con CUIDADO:

  • Siempre retirá la piel.

  • Usalo solo para saborizar caldos, no como pieza central del plato.

  • No lo sirvas a niños ni personas inmunocomprometidas.

👉 Y si el pollo es de origen dudoso o industrial, mejor descartarlo directamente.


🧽 Parte 2: La cola o pygostilo – Sabrosa pero contaminante

En algunas culturas es considerada una delicia por su sabor graso y su textura gelatinosa. Incluso en ciertos restaurantes se sirve frita como entrada 🍟.

Pero lo que muchos no saben es que esta parte se encuentra justo en la base del aparato excretor del pollo 🚽. Sí, esa zona por donde el animal elimina sus desechos.

El pygostilo, como se llama técnicamente, puede almacenar restos de materia fecal, toxinas y bacterias peligrosas, incluso tras la faena industrial 🧫.

🦠 En análisis microbiológicos se ha detectado que esta zona puede contener salmonella, campylobacter y otros patógenos resistentes al calor, especialmente si el pollo no fue bien eviscerado.

Además, es una fuente concentrada de grasa saturada, lo que contribuye al aumento del colesterol malo en la sangre si se consume con frecuencia.

❌ ¿Entonces es mejor evitarla?

Sí. Aunque su sabor pueda tentar a muchos:

  • No ofrece beneficios nutricionales significativos.

  • Puede arruinar un caldo o una sopa si no está bien lavada.

  • Es mejor usar otras partes para obtener el mismo sabor sin el riesgo.

¡No vale la pena arriesgar tu salud digestiva por un bocado dudoso! ⚠️


🧠 Parte 3: Mollejas – Delicia tradicional que hay que saber tratar

Las mollejas son muy populares, especialmente en parrilladas, guisos criollos y platos típicos de toda América Latina 🇦🇷🇲🇽🇨🇴. Su sabor intenso y su textura firme las hacen irresistibles para muchos.

Pero, ¡ojo! La molleja no es un simple músculo. Es una parte del sistema digestivo del pollo. Más exactamente, un órgano que tritura el alimento con pequeñas piedritas o partículas duras que el ave ha ingerido.

Esto quiere decir que, si no se limpian correctamente, pueden contener restos de alimento, tierra, bacterias y hasta fragmentos duros que dañan los dientes o el estómago 😵.

🔧 ¿Cómo limpiar las mollejas correctamente?

  • Lavarlas con agua fría en varias pasadas 🧼.

  • Frotarlas con vinagre o jugo de limón 🍋.

  • Retirar la membrana gruesa de color gris o amarillo que las cubre.

  • Cocinarlas a fuego medio-bajo durante al menos 45 minutos.

✅ Una vez limpias y bien cocidas, son una buena fuente de proteínas y hierro, especialmente si estás en una dieta alta en nutrientes.

Pero nunca las consumas sin una limpieza profunda. ¡Tu estómago te lo va a agradecer! 💪


🫁 Parte 4: Los pulmones del pollo – El gran desconocido que deberías desechar

Pocas personas hablan de esto, pero los pulmones del pollo siguen estando presentes en muchos pollos enteros que se venden en mercados o carnicerías 🛒.

Aunque parezcan inofensivos, estos órganos cumplen una función crítica: filtrar el aire que el animal respira. Y en criaderos intensivos, ese aire suele estar cargado de amoniaco, polvo, bacterias y gases tóxicos 🧪.

Por lo tanto, los pulmones acumulan todo eso. Y si los cocinás sin retirarlos, podés estar consumiendo directamente impurezas invisibles pero perjudiciales para tu organismo 😖.

A diferencia de las mollejas o el hígado, los pulmones no tienen sabor atractivo, ni valor nutricional. Son esponjosos, porosos y desagradables al paladar.

🗑️ Recomendación clara:

  • Siempre retiralos al limpiar un pollo entero.

  • Si comprás pollo ya trozado, asegurate de que no vengan adheridos.

  • NO los uses en caldos, sopas o salsas.

Tu cuerpo no necesita más toxinas: descartá los pulmones sin dudarlo.


👨‍🍳 ¿Qué deberías hacer si compras pollo entero?

Aquí van pasos simples para una preparación segura y consciente:

  1. Revisá todas las cavidades internas. Retirá cualquier órgano que no identifiques.

  2. Desgrasá el pollo. Quitar exceso de grasa ayuda a reducir el colesterol en tus comidas.

  3. Evitá cocer con piel zonas como el cuello o la cola.

  4. Si usás menudencias, lavalas con vinagre y cociná bien.

  5. Conservá el pollo a temperatura adecuada para evitar proliferación de bacterias 🧊.


🧂 ¿Y qué partes del pollo son las más recomendadas?

Pechuga: alta en proteína, baja en grasa. Ideal para dietas saludables.
Muslos sin piel: sabrosos y nutritivos, con buena relación grasa-proteína.
Carcasa: perfecta para caldos caseros, sin grasa excesiva.
Hígado (limpio): rico en hierro y vitamina A, aunque debe comerse con moderación.


💬 Conclusión: Lo que comemos impacta directamente en nuestra salud

En un mundo donde la comida rápida, industrializada y mal manipulada está a la orden del día, tomar decisiones informadas en la cocina es un acto de amor propio y familiar ❤️👨‍👩‍👧‍👦.

Estas 4 partes del pollo pueden parecer inofensivas o incluso sabrosas para algunos, pero detrás de su sabor se ocultan riesgos reales para la salud digestiva, inmunológica y cardiovascular.

Cuidar lo que entra en tu plato es cuidar lo que entra en tu cuerpo. Porque, al final del día, no se trata solo de comer… sino de nutrir, proteger y vivir con conciencia 🌿🍴.